Nunca pensé que se pudiese uno recuperar tan pronto del duelo de tu mascota. Sin embargo, aunque el vacío que dejó Luna, (mi gata), fue terrible, hoy he de decir que me confundía cuando me había propuesto que pasase tiempo para que otro ser entrañable ocupase su lugar.
En mayo, concretamente el día 5 o el día de la madre, mis hijos, haciendo caso omiso de mis peticiones
para que no cogiesen ningún animal, me regalaron un gatito “común”, lo
entrecomillo porque de común no tiene nada mas que la ausencia de pedigrí, pero
os puedo asegurar que ha hecho que se me pasase la angustia por la pérdida de
mi siamesa Luna.
He descubierto que no hay mejor terapia que el cariño que se recibe
de estos adorables “bichitos”, hacen que la alegría se instale en el hogar, a pesar
de que de vez en cuando preparan “faenillas”.
Ha resultado, que nuestro recién adoptado Mimo, que aún no ha
cumplido los tres meses, es un gran gourmet, o mejor dicho un ayudante de las
tareas domésticas incansable, en especial en cuestiones culinarias. Si te pones
a trocear verduras, carnes y/o pescados, pues el sube más deprisa que un relámpago
y ahí estoy yo con mi spray que ya no produce efecto de evasión ninguno, ahora
tengo que usar una ducha directa de grifo para que no pruebe los alimentos.
Además, como inspector no tiene precio, no deja ningún recoveco sin fisgar.
Os dejo unas fotos de mi entrañable gatito, que como no puede ser
de otra manera se llama Mimo, cuando quiere conseguir algo hace unos “maullidos”,
mejor dicho “maulliditos” que parecen el balido de un corderito extremadamente
mimoso.
Advertencia:
Recomendado especialmente a todas las personas que están pasando
por momentos de soledad, enfermedades cardíacas o simplemente estados de decaimiento,
creo que es muy buena terapia en el 90 % de los casos. No me refiero a que os
llevéis a mi gato, si no a que vayáis a una protectora de animales y adoptéis a
alguna mascota.
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