Hace cosa de un mes he vuelto a mi
actividad saponificadora, y en esta ocasión cambiando la alquimia he logrado
hacer el clásico jabón “lagarto”, ya sabéis ese que es marrón en lugar de
blanco, y os voy a escribir como hice.
Los útiles empleados los mismos que en ocasiones anteriores, que
podéis consultar en mis antiguas publicaciones.
Ingredientes:
- 25 gramos de agua del grifo a temperatura ambiente.
- 25 gramos de sosa cáustica en gránulos.
- 150 gramos de aceite de oliva.
Proceso:
- En un recipiente, que no sea metálico, se pone el agua y la sosa, y casi sin mezclar, sólo moviendo suavemente el cuenco, llevando cuidado de no salpicar, añadir el aceite o grasa usada.
- Remover con un palo de madera hasta que se vaya espesando, cuando se fue quedando frío, metí la batidora “a toda máquina”, y en cuestión de diez minutos estaba la mezcla con una densidad formidable.
- Verter en los recipientes o moldes, esta vez he usado tarros de margarina vacíos, que he decidido tener en la trastienda bien apilados para esta cuestiones, y por mi empeño en ahorrar envases o de hacer basuras innecesarias.
- Pasado día y medio los desmoldé, y en la foto tenéis el resultado.
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