charlamos: de: comidas y bebidas (la mejor manera de tomar el té),
de cómo pasaban los días en plena naturaleza, de posibilidades de hacer durante
un mes excursiones en burro por toda la zona norte de Samburu para conocer
paisajes preciosos a los cuales era prácticamente imposible acceder en coche,
de mecánica y todas sus posibilidades visto el estado de los vehículos, de la
carestía de vida en relación a los salarios, de por dónde ir mejor a Nakuru
pero perder las mejores imágenes,…. Nos preparamos, hicimos alguna foto y nos
llevamos a Marisa hasta Nanyuki pues casualmente ese día partía hacia
Londres, fenomenal pues hizo de guía para salir del parque e indicarnos el
camino y a ella le evitamos un duro viaje en matatu, (para quien no lo
sepa, un matatu es un coche colectivo, que recoge en la carretera viajeros,
mercancias y equipajes), en realidad cada matatu que veíamos nos recordaba
a aquel juego famoso de los años 80 llamado tetris, era milagroso ver
como aprovechan cada milímetro de espacio cargando personas y bultos.
Los muchos Dik-dik que miraban con mucha curiosidad. |
Desde Isiolo a Nakuru el camino fue infernal de agujeros y baches,
teníamos previsto hacer una parada en las cataratas Thompson en las
afueras de Nyahururu, en los montes Aberdare y el río Ewaso, no
nos dimos cuenta de que era domingo y los accesos a ellas estaban,
literalmente, invadidas de visitantes y de mercadillos que parecían querer
venderte hasta su alma, os imagináis que no nos atrevimos ni a salir del coche
puesto que llevábamos todas nuestras pertenencias, así que nos fuimos a un
lugar apartado donde había menos trasiego y charlamos con un joven soltero que
iba disgustadísimo porque le hacían ir a misa los domingos y lo que es peor
aún, vestir de traje, lo de soltero lo digo porque era muy triste para él estar
todavía soltero, además del joven había un pastor de unos 18 años y alguna
persona más, así que nos pusimos a comer de nuestras provisiones, cuando pasó
un niño a quien le ofrecí una triste galleta integral, esto hizo que me pagase
el detalle con la mejor de las sonrisas y que otros niños y jóvenes saliesen
como de la nada para pedir más galletas, ¡qué caras de satisfacción!. Hasta el
pastor se acercó y le regalamos camisetas, creo que hicimos la gran caridad del
día, me sentí como la salvadora de personas estupendas y agradecidas y al mismo
tiempo tuve sentimientos de tristeza por el trato de superioridad recibido,
tengo el convencimiento que nos veían con ojos que adoran a sus Dioses.
En el Lionking en la despedida. |
Se me olvidaba que ese día también hicimos una paradita en la línea del ecuador, ya sabéis donde el agua no gira a derecha ni a
izquierda, y que te intentan sacar hasta los “higadillos” haciéndote una
demostración con un caldero y te agobian para que entres en sus tiendas a
comprar algún souvenir, fue divertido aunque regalamos algunos euros que
llevábamos sueltos.
La línea que divide los dos hemisferios. |
es por caminos y carreteras, la única diferencia con respecto a días anteriores fue que la gente iba con sus mejores galas, algunas niñas parecían que iban de primera comunión y los niños de traje y corbata con aspecto de hombrecillos enanos, cuestión de costumbres, ¡TODO SEGUÍA SORPRENDIÉNDONOS!.
Llegamos al pueblo de Nakuru sanos y a salvo, encontrando
muy pronto entre el caos del pueblo y su tráfico los accesos a nuestro hotel,
el http://www.kivuresort.co.ke/ , en la calle flamenco, “flamingo road”, y
que sabíamos que si continuábamos por ella, nos llevaría por la mañana temprano
directamente a la puerta del Parque Nakuru.
Jardines del Kivu retreat. |
encontramos una gasolinera pero no aceptaban tarjeta, así que nos
indicaron una de las dos únicas que había en Nakuru que sí que las admitían,
una vez allí repostamos y el “cobrador” se penso que regalábamos el dinero,
menos mal que estuvimos atentos porque nos queria cobrar 10€ de más. de nuevo
entre el caos circulatorio regresamos al hotel.
Así de raras eran las duchas. |
Dormimos estupendamente en una cama algo dura y con algún mosquito
que otro, pero que con nuestra super-mosquitera y los repelentes de insectos
nos respetaron, todo bien, incluida la ducha que funcionó a la perfección.
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