domingo, 5 de octubre de 2014

VAMOS AL MARA.



Esta vez sí que nos hicieron caso de la demanda del desayuno y tras hacer de nuevo el equipaje, nos encaminamos hacia la tierra de los Masais, “el Masai Mara”.

Para que veáis que agujerazos y salpicaduras.
Partimos sobre las 8,30 de la mañana hacia Narok, una vez más pensábamos que los 300 Km. que nos separaban de Masai Mara no serian obstáculo para estar allí antes de las 14 h. ILUSOS, fue una de las peores pesadillas del viaje, y todo por la DICHOSA AMORTUGUACION DE NUESTRO SUZUKI, al principio, por una carretera más o menos aceptable, para nosotros diríamos que hasta estupenda, pero……… pronto volvió a convertirse en “infierno”, yo diría que imposible, entre agujeros, barro, baches e incertidumbres de qué sería lo próximo en encontrarnos, así creo que más de 80 Km, desesperante, en varias ocasiones teníamos que parar y meter primera para sortear las irregularidades de la carretera/camino o yo que sé como calificar aquello, ahora eso si, entretenida como ninguna otra,

Algunos de los cientos de burros que nos hacían parar e ir a 20 por hora.
vimos desde vendedores de carbón, burros cargadísimos, motos que nos adelantaban, niños que saludaban y personas que creo que en su vida habían visto a alguien blanco, todo un espectáculo humano, impresionante lo que vimos durante muuuuuchos kilómetros, pasamos terrenos de mucha altura, pues nuestro GPS nos marcaba en algunos tramos más de 3000 m. de altitud, pero curiosamente sin montañas, vimos producciones impresionantes de patatas, verduras y boniatos, entre otros, observamos su color de tierra, nuevamente rojo como sangre que parecía ser productiva al 100 %. Lo que pensamos que iba a ser una carretera por la que teníamos que recorrer 60 o 65 kilómetros menos, se convirtió, o al menos así lo viví, como que estábamos participando en el París-Dakar.

Uno de los pueblos con sus mercaderías, a la izquierda montañas de sacos.
Por fin, llegamos a  Narok, ya no recuerdo ni a qué hora, pues nuestra preocupación era llegar a M. Mara lo antes posible. A la salida de Narok nos pararon en un “control policial”,  uno de tantos, cuando te ven que eres blanco te eximen de todo y te dan paso, sin embargo, esta vez era para pedirnos si podíamos llevar a una persona hasta una de las entradas de M Mara, accedimos, una vez subido al coche empezamos a charlar con él,  resulta que se identifico como uno de los rangers que trabajan en el parque, Paul se llamaba, este hombre se convirtió en nuestro “segundo salvador”, aunque se supone que esta “carretera” (parece mentira que sea la que lleva al M.Mara, otra tortura) nos tenia que llevar a nuestro destino, Talek Gate pues no, terminaba en Sekenani Gate, esto suponía que si queríamos ir a Talek, pues hipotéticamente no hay otra forma, teníamos que pagar los 160 $ de las entradas y una vez dentro, ir por uno de los caminos del parque para llegar a nuestro destino y creo que ya eran las 16h., aquí entró en acción nuestro apreciado pasajero,  Paul era un masai nativo que se había formado para ser policía por lo que se conocía la zona perfectamente, y aunque él se tenia que quedar en la puerta Sekenani “Sekenani Gate”, que es la puerta principal, se ofreció a guiarnos por un atajo que sólo se conocen ellos hasta la puerta de Talek Gate, esto nos evitó pagar entrada, y............ vaya atajo, gracias a él descubrimos los tránsitos de la población Masai, pasamos por lugares imposibles de aprender, hasta cruzamos un río, que no tenía puente, con el trauma que yo seguía teniendo a quedarnos atrapados en el agua. Vimos, realmente, los poblados Masai, sin estar preparados para el turismo, es decir, en su propia salsa, nos explicó que mientras los hombres pastorean, las mujeres construyen las casas y cuidan de sus hijos, estuvimos encantados con su compañía y con su amabilidad, hasta se nos ofreció como guía al día siguiente como agradecimiento, aunque le dijimos que no era necesario.

Surtidor de gasolina en el pueblecito de Talek, a lado de Aruba Mara Camp.
Por fin sobre las 17 h. llegamos a nuestro destino, http://aruba-safaris.com/  nos recibieron con una copa zumo y unas toallitas húmedas, nos sentó de maravilla, nos acomodamos en nuestra tienda “Chui, que significa Leopardo en suahili”, a la cual no le faltaba detalle, bueno sí, el agua caliente no funcionaba, pero era un fallo del sistema. 

Restaurante del Aruba Mara.
Sistema de calefactar el agua, con razón no funcionaba.
Cenamos tipo buffet y después nos obsequiaron con danzas masais, explicando después en inglés el significado de cada una de las cuatro: una de celebración del paso a la adolescencia, otra de casamiento, otra para el nacimiento de un varón y otra diferente para si la neo-nata era niña. De lo que me arrepiento es de no haber hecho fotos con esos saltos y cantos tan espectaculares, habíamos dejado la cámara en el dormitorio, fue ¡tal emocionante!.

Descansamos muy bien pues esta vez teníamos servicio dentro de la habitación y no nos vimos obligados a encontrarnos de nuevo con otra hiena o similares, aunque ruidos oímos unos pocos y más, hasta de bichos grandes zambulléndose en el río Talek que pasaba frente a nuestra “casita”.

En la tienda "CHUI"
Un dato muy importante que todo viajero debe conocer, cuando llegamos al campamento estábamos llenos de polvo como recién sacados de un molino, un polvo que se te mete hasta la garganta, y que por supuesto también llega a incrustarse en el equipaje, nuestras maletas: una azul, otra roja y la mochila morada eran del color del barro, rojas similares a la terracota. Recuerdo que con una  toallita húmeda me pase las manos y quedo de color tierra roja.

Vistas al río Talek desde la puerta de nuestra tienda.

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