Esta vez sí que nos hicieron caso de la demanda del desayuno y tras
hacer de nuevo el equipaje, nos encaminamos hacia la tierra de los Masais, “el
Masai Mara”.
Para que veáis que agujerazos y salpicaduras. |
Partimos sobre las 8,30 de la mañana hacia Narok, una vez más pensábamos que los 300 Km. que nos
separaban de Masai Mara no serian obstáculo para estar allí antes de las 14 h. ILUSOS, fue una de las peores pesadillas
del viaje, y todo por la DICHOSA
AMORTUGUACION DE NUESTRO SUZUKI, al principio, por una carretera más o
menos aceptable, para nosotros diríamos que hasta estupenda, pero……… pronto
volvió a convertirse en “infierno”,
yo diría que imposible, entre agujeros, barro, baches e incertidumbres de qué
sería lo próximo en encontrarnos, así creo que más de 80 Km, desesperante, en
varias ocasiones teníamos que parar y meter primera para sortear las
irregularidades de la carretera/camino o yo que sé como calificar aquello,
ahora eso si, entretenida como ninguna otra,
Algunos de los cientos de burros que nos hacían parar e ir a 20 por hora. |
vimos desde vendedores de
carbón, burros cargadísimos, motos que nos adelantaban, niños que saludaban y
personas que creo que en su vida habían visto a alguien blanco, todo un
espectáculo humano, impresionante lo que vimos durante muuuuuchos kilómetros,
pasamos terrenos de mucha altura, pues nuestro GPS nos marcaba en algunos
tramos más de 3000 m. de altitud, pero curiosamente sin montañas, vimos
producciones impresionantes de patatas, verduras y boniatos, entre otros,
observamos su color de tierra, nuevamente rojo
como sangre que parecía ser productiva
al 100 %. Lo que pensamos que iba a ser una carretera por la que teníamos
que recorrer 60 o 65 kilómetros menos, se convirtió, o al menos así lo viví,
como que estábamos participando en el París-Dakar.
Uno de los pueblos con sus mercaderías, a la izquierda montañas de sacos. |
Por fin, llegamos a Narok,
ya no recuerdo ni a qué hora, pues nuestra preocupación era llegar a M. Mara lo
antes posible. A la salida de Narok nos pararon en un “control policial”, uno de
tantos, cuando te ven que eres blanco te eximen de todo y te dan paso, sin
embargo, esta vez era para pedirnos si podíamos llevar a una persona hasta una
de las entradas de M Mara, accedimos, una vez subido al coche empezamos a
charlar con él, resulta que se
identifico como uno de los rangers que trabajan en el parque, Paul se llamaba,
este hombre se convirtió en nuestro “segundo
salvador”, aunque se supone que esta “carretera” (parece mentira que sea la
que lleva al M.Mara, otra tortura) nos tenia que llevar a nuestro destino, Talek Gate pues no, terminaba en Sekenani Gate, esto suponía que si
queríamos ir a Talek, pues hipotéticamente no hay otra forma, teníamos que
pagar los 160 $ de las entradas y una vez dentro, ir por uno de los caminos del
parque para llegar a nuestro destino y creo que ya eran las 16h., aquí entró en
acción nuestro apreciado pasajero, Paul era un masai nativo que se había
formado para ser policía por lo que se conocía
la zona perfectamente, y aunque él se tenia que quedar en la puerta
Sekenani “Sekenani Gate”, que es la puerta principal, se ofreció a guiarnos por
un atajo que sólo se conocen ellos hasta la puerta de Talek Gate, esto nos
evitó pagar entrada, y............ vaya atajo, gracias a él descubrimos los tránsitos de la población Masai, pasamos
por lugares imposibles de aprender, hasta cruzamos un río, que no tenía
puente, con el trauma que yo seguía teniendo a quedarnos atrapados en el agua.
Vimos, realmente, los poblados Masai, sin estar preparados para el turismo, es
decir, en su propia salsa, nos explicó que mientras
los hombres pastorean, las mujeres construyen las casas y cuidan de sus hijos,
estuvimos encantados con su compañía y con su amabilidad, hasta se nos ofreció
como guía al día siguiente como agradecimiento, aunque le dijimos que no era
necesario.
Surtidor de gasolina en el pueblecito de Talek, a lado de Aruba Mara Camp. |
Por fin sobre las 17 h. llegamos a nuestro destino, http://aruba-safaris.com/ nos recibieron con una copa zumo y unas
toallitas húmedas, nos sentó de maravilla, nos acomodamos en nuestra tienda “Chui, que significa Leopardo en suahili”,
a la cual no le faltaba detalle, bueno sí, el agua caliente no funcionaba, pero
era un fallo del sistema.
Restaurante del Aruba Mara. |
Sistema de calefactar el agua, con razón no funcionaba. |
Cenamos tipo buffet y después nos obsequiaron con danzas masais, explicando después en
inglés el significado de cada una de las cuatro: una de celebración del paso a
la adolescencia, otra de casamiento, otra para el nacimiento de un varón y otra
diferente para si la neo-nata era niña. De lo que me arrepiento es de no haber
hecho fotos con esos saltos y cantos tan
espectaculares, habíamos dejado la cámara en el dormitorio, fue ¡tal emocionante!.
Descansamos muy bien pues esta vez teníamos servicio dentro de la
habitación y no nos vimos obligados a encontrarnos de nuevo con otra hiena o
similares, aunque ruidos oímos unos pocos y más, hasta de bichos grandes zambulléndose
en el río Talek que pasaba frente a
nuestra “casita”.
En la tienda "CHUI" |
Un dato muy importante que todo viajero debe conocer, cuando
llegamos al campamento estábamos llenos
de polvo como recién sacados de un molino, un polvo que se te mete hasta la
garganta, y que por supuesto también llega a incrustarse en el equipaje,
nuestras maletas: una azul, otra roja y la mochila morada eran del color del
barro, rojas similares a la terracota. Recuerdo que con una toallita húmeda me pase las manos y quedo de
color tierra roja.
Vistas al río Talek desde la puerta de nuestra tienda. |
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