Consejos:
- Es preferible que los vayáis a buscar vosotros mismos, porque seréis cuidadosos y los pondréis en una cesta de mimbre con los librillos hacia abajo, lo que evitará que la arenilla se incruste en los níscalos.
- Nada de llevar bolsas de plástico, cajas o similares, para la búsqueda, sólo cestos de mimbre para que se diseminen las esporas por el monte y vuelvan a reproducirse.
- Ni se os ocurra maltratar el terreno con rastrillos, da pena encontrarse con todo el suelo horadado y destruido.
- Cortar los níscalos con sumo cuidado, cortando el tronco con una navajilla o cuchillo. No los arranquéis de raíz.
- Si lleváis un cepillito y lo pasáis por las setas antes de introducir en el cesto, ya llevaréis hecho medio trabajo para su posterior limpieza.
- Y lo que siempre tenemos como objetivo el plato será especialmente económico. (Todavía quedan sitios maravillosos en los que no se pagan licencias ni tasas, pero no os los desvelaré, por miedo a que se masifiquen).
Ingredientes:
- Los níscalos que hayáis encontrado.
- Un chorrito de aceite de oliva.
- Sal y pimienta blanca molida.
- Ajos pelados y picados lo más fino posible.
- Pimentón de la Vera (dulce o picante, según gustos), yo elijo el dulce porque los ajitos ya le dan chispa.
Proceso:
- Limpiar cuidadosamente los níscalos, para que no quede nada de tierra y secarlos, frotando con papel de cocina.
- .En una bandeja de horno, dos o tres, (según la cantidad que tengamos de níscalos), echar aceite de oliva y extender con un papel de cocina, ponemos sal y pimienta y colocamos los níscalos limpios con los librillos hacia arriba.
- Salpimentamos y colocamos los ajitos picaditos sobre los níscalos, además de pimentón por cada uno de los hongos.
- Metemos las bandejas en el horno caliente a 180º C durante 15 o 20 minutos. Y listos para hincarles el diente.
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