Algunos de ellos son:
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El
lugar donde vivimos y por lo tanto, los productos que da nuestra tierra. Suelen
ser más baratos que los que tenemos que importar de otros lugares.
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La
cartera de la que disponemos, es decir si disfrutamos de una economía boyante o
escasa. (No por gastarnos más estamos mejor nutridos, tenedlo en cuenta). Siempre
se ha dicho que “de grandes cenas están las sepulturas llenas”.
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La
salubridad de los productos escogidos, es importante conocer la trazabilidad de
los mismos, (todo el proceso que se ha seguido desde los inicios hasta que
llega a nuestras mesas.
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Lo
ideal sería la autosuficiencia, como antiguamente, produciendo nosotros mismos
lo que consumimos, que bonito sería tener cada uno su huerta, sus animales y
además elaborar los alimentos. (Y no se trata de romanticismos).
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Los
productos que da la época o estación del año, que es sin lugar a duda lo que ha de condicionarnos. (Como ejemplo
pongo comprar fresas en otoño a 17 euros es una locura cuando en primavera las
encontramos por 2). Así que aconsejo dejar los caprichos de lado, y que seamos
conscientes que cada alimento tiene su momento y debemos aprovecharlo.
Como
este último punto me parece clave, os dejo una pequeña tabla, colocando los productos
estrella de otoño
por orden alfabético.
VERDURAS
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FRUTAS
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PESCADOS
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CARNES
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Acelgas.
Boniatos.
Borrajas.
Calabazas.
Cardos.
Coles en general.
Espinacas.
Nabos.
Puerros.
Remolachas.
Setas y hongos
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Aguacates.
Castañas.
Cítricos.
Granadas.
Kivis.
Manzanas.
Moras.
Nueces.
Peras.
Uvas.
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Angulas.
Besugos.
Boquerones.
Caballas.
Calamares.
Chipirones.
Doradas.
Lubinas.
Mariscos.
Ostras.
Percebes.
Pulpo.
Truchas.
Vieiras.
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Caza menor:
Becadas.
Codornices.
Perdices.
Faisanes.
Palomas.
Conejos.
Liebres.
Caza mayor:
Jabalíes.
Corzos.
Ciervos.
Carnes rojas.
Corderos.
Charcutería.
Salazones.
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